SOLEMNIDAD
DE SAN JOSÉ
Introducción. Celebramos la Solemnidad de
San José, que este año es día de precepto y la Liturgia lo celebra como día solemne.
San José es el personaje de la Cuaresma,
como la Virgen María es el personaje del tiempo de Adviento. Ahora cuando nos
estamos preparando para la Pascua, para renovar nuestra vida cristiana,
tratando de morir al pecado…y resucitar con Cristo, de ser personas nuevas…,
San José nos puede ayudar como modelo e intercesor para conseguirlo.
Su figura es la expresión de lo que Dios
nos pide, y de cómo nosotros podemos responderle desde nuestra existencia de
cada día, sin realizar cosas extraordinarias, pero sí con fidelidad y amor.
Veámoslo.
JOSÉ
Y SU SILENCIO. José es el hombre de largos y dramáticos silencios. La única
palabra que se conserva de José, es Jesús. No nos han llegado más palabras
suyas. José no es el hombre que habla. José es el hombre que escucha: Escucha
las palabras, los sueños, y los signos… Es el hombre vigilante, atento,
capacitado para captar cualquier mensaje. Hombre que escucha, atento, abierto.
Hay entre todos los silencios… uno
significativo: Cuando María, su prometida, resultó que esperaba un hijo. “José, que era bueno, y no quería
denunciarla decidió repudiarla en secreto”. No la denuncia, tampoco la
amenaza, ni pide explicaciones, no la insulta, ni la avergüenza por su aparente
infidelidad, JOSÉ CALLA, GUARDA SILENCIO y prefiere retirarse. ¡Qué valor tiene
este silencio de José! Hay palabras que valen mucho, pero este silencio vale
más que todos los tesoros. Prefiere esperar y acoger. Este silencio es respeto,
comprensión, dominio de sí, pacificación interior, sosiego, capacidad de
escucha…
En la vida de José se repetirán
significativos silencios: mensaje de los pastores y de los magos, del anciano
Simeón… JOSÉ HABLA CON HECHOS, MAS QUE CON PALABRAS. Respeto, humildad,
obediencia, aceptación de la voluntad de Dios, con su trabajo, responsabilidad.
Un gesto vale por mil palabras..,
A
nosotros nos da una gran lección, pues se nos va todo por la boca: Hablamos
más de lo que pensamos y decimos más de lo que sentimos. Inmersos en un mundo
de la palabra, imagen, sonido, ruido…, no hay manera de callar y meditar;
oímos, pero no escuchamos; leemos pero no pensamos; decimos pero no dialogamos.
NECESITAMOS EL SILENCIO INTERIOR, para encontrarnos a nosotros mismos, para
encontrar a Dios, para encontrar al otro en su venida.
JOSÉ,
HOMBRE FIEL. Es el hombre fiel, confiado, hombre de fe. José se fía del
Ángel, y de María, se fía de los pastores y de los magos; de Simeón y de Ana;
se fía siempre de Dios.
Esta fe suya le lleva las mayores
renuncias y a las mayores entregas: Se le pide la renuncia a su esposa, la
renuncia a los hijos y a toda paternidad. José cree, acepta y se entrega: Una
fe inconmensurable que se da la mano con el amor, pues el amor todo lo cree,
todo lo espera, todo lo acepta. Pero le llovieron los hijos como las estrellas,
Como todo depende de la fe, todo puede ser.
Esta fe de José es la que se nos pide a
todo cristiano, especialmente al consagrado: Renuncia a una familia, a la
prolongación en su descendencia; la ofrenda de una mujer e hijos… Para ello se
necesita la fe, desde la razón no hay quien lo entienda y la fe va en la línea
de la promesa.
TENDRÁS
INCONTABLES HIJOS. A cierto misionero le preguntaban por su celibato y le
ofrecían una joven como esposa, para que tuviera hijos. “Vosotros sois mis hijos”, respondió. “Si yo me hubiera casado, seguro que ahora no estaría aquí. Vosotros
sois mis hijos. Os quiero como el mejor de los padres o la mejor de las madres.
Me he desvelado y me he sacrificado por vosotros. Os he engendrado para Cristo.
He renunciado a tener mis hijos, porque quiero tener incontables hijos”
Preguntad a la Madre Teresa de Calcuta, al
Padre Damián… y a tantas madres y padres anónimos, cuántos hijos tienen.
Preguntad también a Jesús.
Desde la fe no se trata de un sacrificio
absurdo. Se trata de liberar capacidades y afectividades para hacerlas más
creadoras y universales.
LA EUCARISTIA: Es silencio
activo y operante… Es fe y renuncia…Pero se nos da el todo… “La piedra que desecharon los arquitectos…
es ahora la Piedra Angular”.
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