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domingo, 23 de agosto de 2015

REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY


DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDEINARIO “B”

 

     “Desde entonces muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él”.

     Es la reacción, ante el discurso del Pan de vida… Muchos de sus seguidores se asustaron y “no volvieron a ir con Él”. ¿De qué se escandalizaron?

     El discurso  de Jesús es una presentación viva del núcleo de su misterio y de su mensaje. El se ha presentado como el que viene de Dios trayendo la Palabra y el Espíritu que pueden dar vida a los hombres. Sólo hay una manera de encontrar la vida: creer en Él. Esto significa participar de su donación hasta la cruz y la resurrección, comiendo su Carne y bebiendo su Sangre.

     La reacción de los oyentes ante Jesús: “Este modo de hablar es duro”. Y así es, El Evangelio del amor que se entrega a los otros, que perdona, que lo da todo; el mensaje de una donación hasta la muerte es muy difícil. Lo fue para los primeros que lo escuchaban y lo es también para nosotros.

     Todos podemos experimentar la duda, bien sobre el amor de Dios, sobre la resurrección de Jesús… Sin embargo, la duda más radical, es la duda sobre la vida. ¿Realmente es mejor darse que poseer? ¿No será un gran engaño ser fiel al amor y al perdón sin buscar el interés propio? Eso de no agarrarse a nada, de buscar realmente la justicia, de no prestarse a corrupciones, ¿no será idealismo ingenio y ridículo? Estas son las dudas vivas y punzantes sobre el mensaje y el misterio de Jesús, que vivió el Espíritu de Dios hasta la muerte y encontró así la Vida de la resurrección.

     Jesús repite: “La carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida”. La carne, es decir, el cerrarse y el egoísmo, no sirve para nada; lleva a la perdición y a la muerte. La opción es decisiva: seguir la Palabra y el Espíritu de Jesús o cerrarse.


     “…Muchos se echaron para atrás”. Es la reacción negativa. Buscaban en Jesús otra cosa, no era el lenguaje que esperaban. Nosotros  difícilmente tendremos que hacer una declaración expresa de fidelidad a Jesús. Sin embargo, la vida de cada día, en cambio nos pide en cada momento una declaración viva. La familia, el trabajo, la participación en el proceso social, la honestidad en los negocios, la actitud ante el paro,  las mil ocasiones para romper el diálogo, la reacción ante nuestra pequeña dignidad ofendida… La vida real, con su complejidad, nos va proponiendo una decisión. Decidir según el Espíritu del Señor, a veces sin ser muy conscientes de ello, es seguirlo; decidir por el egoísmo, el olvido de los demás o la honestidad, es negarlo y abandonarlo.

     “Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tu tienes palabras de vida eterna” Es la decisión positiva de Pedro y de los que se quedan con Jesús. Es verdad que hay dudas, conciencia de la propia debilidad, oscuridad, pero se acaba en la última resolución: nosotros creemos; solo tu lenguaje sobre el amor, la paz, el perdón, la pobreza, es la Verdad. La decisión personal no se puede ahorrar a nadie. Actualmente está muy viva entre nosotros la conciencia de las defecciones, del abandono de la Iglesia, de la fe por parte de muchos, también de personas que amamos, pero la decisión de la fe viva en el mensaje del Evangelio  es personal, de cada uno…  

     Hermanos, es hora de personalizar nuestra fe, de vivir en alianza de fidelidad con nuestro Señor, que nos ha sacado de las tinieblas y nos ha trasladado a su luz maravillosa. Que nos ha dado la libertad y nos ha sentado a su mesa.

     “Señor Jesucristo, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna”. Te damos gracias por este regalo que nos haces de la Santa Eucaristía, en la que nos alimentas con tu Cuerpo entregado y nos das a beber del cáliz de tu Sangre. Que el Padre de la Gloria ilumine el corazón de todos los que escuchan tus palabras para que sean atraídos hacia ti y puedan seguirte.

     A ti, Señor Jesús, al Padre y al Espíritu sean dados el honor, la alabanza y la gloria por los siglos de los siglos. Amén  



sábado, 15 de agosto de 2015

REFLEXIÓN DE DON MANUEL

SOLEMNIDAD DE LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN
     Amados hermanos e hijos de María: Con gran regocijo celebramos a María asunta en cuerpo y alma al regazo del Padre. Hoy celebramos con todos los pueblos cristianos una realidad plena y esplendorosa: María, mujer de nuestro pueblo, ha sido llevada al cielo. Y esa realidad nos afecta también a nosotros: Lo que hoy celebramos y contemplamos en María, lo celebramos como un adelanto y una esperanza para todos nosotros cristianos.
     La aventura de María solo podría desembocar donde está su Hijo resucitado. Y Jesús es también para nosotros. Hoy celebramos, pues, el cumplimiento de la salvación de María, el mismo cumplimiento que esperamos para nosotros. 
     Por tanto la fiesta de la Asunción no sólo es un homenaje a la Madre de Dios, sino también un canto de alabanza a Dios por su salvación para nosotros los humanos, de la que María es la primicia.
     HOY NOS PREGUNTAMOS, ¿POR DONDE LLEGA MARÍA A LA META, A LA GLORIFICACIÓN?
     Su prima Isabel nos da la respuesta: “Dichosa tú, que has creído”. Sí, María es proclamada ya dichosa, porque responde con toda su vida a Dios: “Hágase en mi según tu Palabra”. He ahí lo fundamental de su vida: su fe que le llevó a su glorificación.
     Los humanos buscamos el camino de la felicidad y de la gloria. Hoy María nos recuerda las Palabras de su Hijo Jesús: Encuentra la vida aquel que cree; es decir, el que hace de Dios su luz, su absoluto.
     Pero la fe supone un elemento fundamental: La sencillez y la humildad: “Derriba del trono a los poderosos y enaltece a os humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacios”. También lo dijo Jesús: “Dichosos los pobres… de ellos es el Reino”. La fe y la humildad siempre van unidas. Por eso, celebrar hoy a María creyente y humilde, es confesar gozosamente: Ser persona y ser persona en plenitud es posible también hoy.
     “Con razón no quisiste que María conociese la corrupción del sepulcro”. María, fiel a Dios, es la obra más grande de la redención de Jesús. El ha resucitado y por Él ha venido la resurrección de los muertos.
     La unión de María con Jesús fue total, por ello María tampoco ha experimentado la corrupción del sepulcro, y por ello fue asunta al cielo. Ella es la Inmaculada, la sin pecado, la llena de gracia.
     En Dios, el hombre está llamado a la vida; a la vida eterna, transfigurada personal y también corporal.
“PROCLAMA MI ALMA LA GRNADEZA DEL SEÑOR”
     El cántico de María es modelo de la actitud del hombre ante la obra de Dios, de contemplación y alabanza. “Él hace proezas con su brazo”. DEBEMOS, PUES:
     -Ejercitarnos en la contemplación y admiración de las obras de Dios. Mirada contemplativa ante lo que hay de bondad, de belleza, de verdad, de vida…y de amor. Todo ello es obra de Dios. Pero podemos estar miopes y no descubrirlo.
     -Recordemos las grandes obras de Dios en María. Necesitamos ojos muy limpios y bien abiertos para descubrir la mano de Dios… en Ella y en nosotros. Ello nos conducirá a la alabanza y al agradecimiento.
     -Aspiremos a los bienes que perduran…
     La Eucaristía es el gran Magnificat de la Iglesia por el don de Dios, por su amor, manifestado en Cristo, por su obra en María y en nosotros.

jueves, 13 de agosto de 2015

LA PARROQUIA EN LA NOVENA DE LA VIRGEN DEL ALCAZAR


 El pasado martes, nuestra parroquia, tanto coro como fieles, participaron de la liturgia en la novena en honor de nuestra Patrona la Virgen del Alcázar.
Para recordar este momento tomamos esta foto con el predicador Don Tomás, que fue monaguillo en sus años de niñez en la Parroquia como así nos comentó.
Gracias a la Cofradía de la Virgen por permitirnos una tarde gozar de la Patrona y compartir la Eucaristía.

domingo, 2 de agosto de 2015

REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA EL DÍA DE HOY


DOMINGO XVIII DEL TIEMPO ORDINARIO “B”

 

          “Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna”.

 

          Jesús repite con frecuencia este contraste entre lo que las personas buscan muchas veces y lo que Él ofrece y tendríamos que buscar. Así lo repite:

     “No sólo de pan vive el hombre…”

     “No amontonéis tesoros aquí en la tierra…”

     “No estéis agobiados por la vida, pensando que

      váis a comer…”

 

     Esta Palabra de Jesús es el grito de una persona de grandeza espiritual en medio de un mundo de interese pequeños y de preocupaciones mediocres. Lo que nos preocupa y mueve en nuestra vida es el “pan”, alimento, trabajo, el sueldo, una buena base económica, el éxito…

 

          Jesús ama al hombre, se siente incómodo ante esta actitud tan común y nos dice: “Trabajad por el alimento que perdura para la vida eterna”

¿Qué nos quiere decir Hoy Jesús? Nos exhorta a buscar el verdadero tesoro, la manera auténtica de vivir, la actitud adecuada ante la vida, los verdaderos valores, la vida de Dios, del Amor.

 

          Preguntémonos si es válido hoy el grito del Señor. Todos estamos llamados buscar cuál es la verdadera manera de vivir, pues la cuestión es cuál es la razón última de nuestro trabajo, de nuestra actividad, de toda nuestra existencia.