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domingo, 13 de enero de 2019

HOMILÍA DE ESTE DOMINGO

FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR

                       Queridos hermanos, celebramos hoy el Bautismo del Señor. Y con la Fiesta del Bautismo de Jesús, se cierra el ciclo de Navidad y Epifanía y comienza la vida pública de Jesús. En Jesús hemos visto a Dios manifestarse como niño, humilde y pobre, pacífico, como luz y salvación del mundo (universal).
                       Hoy lo vemos manifestarse como Hijo Amado del Padre, pero también como siervo solidario y redentor. Aparece entre pecadores y carga con los pecados de todos. Él no ha venido a condenar, sino a salvar.

                       1.- “SE ABRIÓ EL CIELO...”
                  
                     Dice el Evangelio que cuando Jesús salió del agua, se abrió el cielo y apareció el Espíritu Santo. Y con ello comienza el movimiento ascendente y plenificante de la humanidad. El cielo y la tierra se comunican; la experiencia de Dios es viva. El Espíritu se derrama abundantemente sobre Él y sobre todos y nos hace gritar: “Abbá, Padre”. Es realidad en Él y por Él en nosotros.
                       Cuando Jesús salió del agua: - levantó consigo a la humanidad y a toda la creación. A partir de este momento, todo huele a creación nueva, todo se llena de vida y esperanza; todos reciben promesas de resurrección.               - Se inaugura el Reino de Dios, empiezan a escucharse palabras de bienaventuranza, y se establece como único código, la ley del amor.

                       2.- BAUTIZARSE EN EL ESPÍRITU.

                       Jesús se bautizó en el Espíritu y nosotros también nos hemos bautizado en el Espíritu.   Bautizarse en el Espíritu:
-Es llenarse de la vida de Dios que es amor.                                                               -Es enriquecerse de sus dones y sus frutos: Sabiduría, inteligencia,   
 Fortaleza…                                          
-Es empaparse de su gracia y de su alegría.                                                           -Es sentirse a la vez hijo querido y siervo entregado y confiado. 
-Es vivir para los demás.
-Es vivir en el amor, por amor y para el amor... 

                       3.- BAUTIZADOS PARA SERVIR.

El Bautismo supone, lleva consigo una misión. Jesús se bautiza para el servicio y para la entrega. Jesús recibe el Espíritu para comunicárnoslo: “Para que abras los ojos a los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”.
                      Así será su vida: El buen samaritano, que tiende su mano al hombre caído. Resumen... Este médico ya no abandonará al enfermo, lo acompañará siempre para que no vuelva a caer en manos de bandidos; pagará sus deudas con el denario de su sangre y de su amor, y lo conducirá al mesón seguro que es la casa del Padre.
                       4.- ENRIQUECIDOS, PARA SERVIR.

                      Nosotros también fuimos bautizados en el Espíritu. Y nuestra misión es prolongar, continuar la acción misericordiosa, los gestos servidores de Jesús. A partir de hoy, debemos fijar nuestra mirada y nuestra vida en las palabras y en la actuación de Jesucristo, el Maestro.
                       Nos seguirá llenando de su gracia, de su amor, de su vida..., para permanecer y progresar en su seguimiento fiel...

                       Compenetrados con Cristo, llenos del Espíritu Santo, continuaremos su misión, su obra redentora: la del buen samaritano. Nos ponemos en camino con los ojos, con las manos y el corazón abiertos. No tardaremos en encontrar a hombres que andan tirados en la cuneta. Son nuestros prójimos... Hoy recordamos y renovamos nuestros compromisos apostólicos en nuestra Parroquia, en nuestros hogares, en nuestros lugares de trabajo… Concretar la MISIÓN QUE HOY EMPRENDEMOS TODA LA IGLESIA DIOCESANA, EN CADA UNA DE SUS PARROQUIAS… “TODO BAUTIAZADO ES DISCÍPULO Y MISIONERO”.   TÚ TAMBIÉN.

                       La Eucaristía, alimento para el camino. Cristo se nos da, nos cura, fortalece... para que nosotros podamos seguir y hacer su tarea en nuestro mundo.

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