DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA “B”
Queridos hermanos todos: Un
saludo especial para la Junta de
Gobierno y los cofrades de Jesús en su Entrada triunfal a Jerusalén, en este
día tan especial para vosotros en que celebráis la Fiesta de vuestro Titular,
que es para vosotros vuestro Modelo, Maestro y Señor.
1. Un año más, conducidos al
desierto, caminamos hacia la Pascua. El Espíritu conduce de nuevo a la
Iglesia al desierto. La Cuaresma que iniciamos es la gran invitación a dejarnos
conducir al desierto, seducidos por Dios, para que nos hable amorosamente. No
perdemos de vista que caminamos hacia la Pascua, para renovar nuestra fe, para
renovarnos interiormente y llevar una vida nueva, allí donde cada uno actúa y
vive.
“Se ha cumplido el plazo, está
cerca el Reino de Dios”, nos ha urgido Jesús en el Evangelio. Debemos, pues,
saber y querer aprovechar este tiempo favorable y dar frutos de conversión: “Convertios
y creed”, nos reclama Jesús.
¿ Cómo podemos creer, si no
escuchamos?; y ¿cómo escucharemos si no hacemos silencio en lo hondo de nuestro
corazón? Es necesario hacer callar muchas voces, mucho ruido
cotidiano, para oír la llamada de Jesús a cambiar, a renovarnos, a revivir la
gracia de nuestro bautismo, a morir y resucitar con Él. Esta es la experiencia
del desierto, de reflexión, de ayuno, de caridad y de oración que se nos vuelve
a proponer para celebrar la Pascua de verdad.
¿Por qué no intentamos cambiar? Ya
se que nos cuesta; parece difícil o imposible. Quizá lo hemos intentado otras
veces... ¡Fiémonos de Dios! Para Él nada hay imposible. Cristo nos ayudará a
realizar un proceso de conversión auténtica. Tengamos confianza y dejémonos
conducir hacia el desierto para concienciarnos de nuestro mal, de todo lo que
impide que seamos auténticos hijos de Dios. El nos ayudará
Debemos pedir la gracia de
darnos cuenta más claramente de todo lo que nos aleja de Dios y del prójimo.
Darnos cuenta del desorden que puede haber en nosotros y ordenarnos según los
criterios del Evangelio. Esta es la gracia más grande que debe producir en
nosotros la Cuaresma.
Quiero hacer caso de Cristo. Quiero escuchar su predicación, acoger
su Reino y creer de verdad. Dejemos que cale hondo la predicación de Jesús. No
nos hagamos el sordo.
2. Ser favorecedores de
la vida
Esta conversión tiene un proceso e intentaremos irla
concretando a lo largo de los Domingos de Cuaresma, en algunos puntos que puedan
servir para nuestra reflexión personal y comunitaria. Hoy nos fijamos en el fondo de la primera lectura: DIOS ES AMIGO DE LA VIDA, Dios de vivos
no de muertos. Un Dios que asegura: “el Diluvio no volverá a destruir la vida...”
Hoy vemos a mucha gente
metida de lleno en una cultura del vacío, de la muerte. Conformados con un
mundo sin sentido, de opresión, de violencia, de guerra, carrera de armamentos,
de odio, de muerte... Indiferente ante la pobreza de tanta gente, ante su
soledad...
Ante este mundo que muchos insatisfechos quisieran destruir, huir de él,
Dios nos recuerda que Él ama la vida y
el mundo. Que los quiere y desea hacer un pacto perpetuo de amor y de vida:
- El mal no tiene la última palabra.
-
Él interviene en este mundo por Jesucristo para salvar, liberar,
potenciar y elevar la vida.
-
Se nos revela como el Dios que está siempre al lado del hombre y en
oposición al mal que lo oprime, lo desintegra y lo deshumaniza. El Dios que
desea el bien de la persona.
3. ¿CÓMO LLEGAR A SER
CREYENTES HOY EN ESTE DIOS, AMIGO DE LA VIDA? ¿CÓMO HACERLA POSIBLE?
-
Luchando como Jesús contra toda
clase de ídolos que conducen a la persona hacia la muerte. Toda cosa, persona o
ideología que ocupe el lugar de Dios, que arrastre al hombre al vacío y rompa
la comunión y el amor, es un ídolo. Hay que luchar contra todos los ídolos.
Cuaresma es un tiempo importante para descubrir los ídolos que puede haber en
nuestro vivir personal y comunitario: indiferencia, pereza, apatía, dinero,
diversión...
-
Pero no basta con esto. Hay que favorecer
todo lo que es vida para el mundo, para las personas. Ser amigo de la vida,
como lo es Dios.
-
Crear vida donde estamos. Ayudar a la debilidad de los
demás, para mejorar la vida de todo el mundo...
-
Dedicar tiempo, esfuerzo, dinero a favorecer proyectos
que hagan nacer, conservar y
enaltecer la vida.
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