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sábado, 31 de mayo de 2014
viernes, 30 de mayo de 2014
domingo, 25 de mayo de 2014
REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA ESTE DOMINGO
DOMINGO VI DE PASCUA
Queridos
hermanos, celebramos el Domingo Día del
Señor. Queridos enfermos, (queridos confirmandos) familiares y comunidad
cristiana. Ha llegado el día esperado con ilusión y preparado con esmero. Hoy
es el día de acoger los frutos de vuestro trabajo, del trabajo de los
catequistas, del sacerdote y, sobre todo, del trabajo que Dios ha ido
realizando en vuestras vidas. Hoy recibís el Espíritu Santo por el Sacramento
de la Unción de Enfermos (y de la Confirmación.)
LA FE EN
CRISTO ES UNA FIESTA.
Así lo
descubrimos en la Palabra de Dios proclamada: - La ciudad de Samaria, “se
llenó de gran alegría”. ¿Qué había pasado? Que el Apóstol Felipe había
anunciado la Buena Noticia del Evangelio: Dios os ama en Jesús. Que de muchos
poseídos salían los espíritus inmundos y muchos paralíticos y lisiados se
curaban. La ciudad lo estaba viendo: el sufrimiento y la pena desaparecían y
los enfermos se curaban.
Era la
continuación de la obra de Jesús, que venia a liberar al hombre de todas sus
dolencias y esclavitudes. Cuando aparecía Jesús, enfermos y pecadores se echaban materialmente sobre Él; sobre Él
descargaban todo su dolor y la tristeza y Jesús les devolvía una vida nueva...
Y la reacción de todos era la alegría y el gozo.
NUESTRA
FIESTA: CRISTO.
Hoy nosotros
estamos también de fiesta, y es nuestra fe en Jesús quien la motiva. ¿Qué ha
ocurrido? Nuevos Apóstoles (sacerdotes, cristianos, catequistas...) nos han
mostrado el Evangelio, a Cristo y su Reino, su amor a nosotros, su estilo...
Nos han amado y hemos sentido la fuerza de su amor. Su perdón su libertad, su
paz, su salud (Repensar). Y aquí estamos... Nuestra comunidad, llena de gozo y
de alegría; enganchados a Cristo que es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.
NUESTRA
ALEGRÍA CONTAGIA AL MUNDO.
Después de
nuestra fiesta, iremos al mundo, a nuestro (tu) mundo y allí encontraremos el
dolor y la pena personales…(enfermos, vicios, marginación), necesitados de
Alguien, que les alivie, que les comprenda, les cure, les ame. Y ese alguien
eres tú, cristiano, que tienes a Cristo y tienes su amor que libera y sana.
Somos nosotros los que hemos de continuar la hermosa obra de Jesús, de Felipe,
de Teresa de Calcuta, de San Juan de Dios...
A todo hombre
doliente, que esté con nosotros, podemos decirle: “No tengo oro ni plata, pero lo
que tengo te lo doy...” Te
doy mi cercanía, mi servicio, mi tiempo, mi amo, mi fe; en nombre de Jesús
Nazareno ponte a andar, anímate, confía, vive, sé feliz. Será aún más fiesta en
ti y en nuestra ciudad y en nuestro mundo.
¿QUIÉN NOS
AYUDARÁ A VIVIR ESTA FE?
Jesús nos
dice: “No os dejaré huérfanos”, “Volveré”. Nunca estaréis solos.
Quiere meterse incluso dentro de nuestras entrañas: “Vosotros en Mí y Yo en
vosotros”. Así la separación será imposible.
Puesto a
dejarnos, nos dejará su Palabra, su Cuerpo, su presencia en los pobres y en el
prójimo: ahora nos promete su Espíritu “para que esté en vosotros”. Nos deja:
-
Una carta viva: El
Evangelio.
-
Una firma con sangre: El
mandamiento del amor.
-
Una foto entrañable: Los
pobres y los que sufren.
-
Un alimento vivo: Su
Cuerpo.
-
Un beso y un abrazo
permanentes: Su Espíritu.
En definitiva un amor inexplicable
humanamente que tiene su origen en Dios. Es el amor del Padre que llena el
corazón del Hijo, y desde ahí se vierte hacia sus discípulos. “Como
el Padre os ha amado, así os he amado yo”.
¿Qué pide a cambio? Que creas en su amor; que
te dejes amar y que vivas en su amor.
La Eucaristía
es la donación, la vivencia y la celebración de todo este amor de Dios en
Cristo y en nosotros por la acción del Espíritu Santo.
jueves, 22 de mayo de 2014
miércoles, 21 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
lunes, 19 de mayo de 2014
domingo, 18 de mayo de 2014
REFLEXIÓN DE DON MANUEL
DOMINGO V DE PASCUA
INTRODUCCIÓN: Mis queridos amigos y hermanos en
la fe. Por fin llegó el día esperado y preparado. Hoy es el día de los frutos
de vuestro trabajo y de nuestro trabajo de comunidad..., del trabajo del Señor.
Todos os
queremos maduros, desarrollados, queremos que participéis de nuestra alegría,
de nuestro gozo; de lo que supone pertenecer a una comunidad de hijos de Dios y
de hermanos, donde se vive, se respira amor, gozo, alegría, esperanza,
ilusión...
Cierto día el
Señor, por vuestros padres, os regaló su Espíritu, el Espíritu Santo. Fue
vuestro bautismo que os hizo hijos de Dios y miembros de la Iglesia. Fue
vuestra entrada en la familia grande de hermanos que formamos los cristianos.
Desde entonces
hasta hoy habéis crecido, habéis aprendido y comprobado que ser cristiano,
seguir y vivir a Cristo es lo más importante en la vida de la persona. Pero para ello, necesitáis alimentar vuestra vida, recibid al mismo Cristo y escuchar su Palabra. Es lo que hacemos los cristianos los Domingos y lo que hoy comenzáis a realizar vosotros.
Hoy hemos
escuchado unas palabras de despedida de Jesús a sus discípulos, poco antes de
morir en la cruz, en la Última Cena. Es el momento en que les da las últimas
recomendaciones… Cuando el amigo se les va, viene la tristeza... Y Jesús quiere en ese momento animarlos y les dice: “No
perdáis la clama...” son una invitación a la paz interior,
a descubrir el sentido precioso de nuestra vida cristiana, a descubrir el plan
de amor donde el Señor nos ha situado.
Uno de los
frutos de la Pascua, de la muerte y resurrección del Señor, es la vida de la
Iglesia: La común unión de vida y de amor de los seguidores de Cristo, que como
Él anuncian y viven el Evangelio y se reúnen para celebrarlo, y que caminan con
Cristo hacia la casa del Padre.
San Pedro nos ha
ofrecido una bella imagen para describir a la comunidad cristiana, a la
Iglesia: Es como un
edificio construido con “piedras vivas”,
y en ese edificio Cristo es la Piedra Angular, fundamento que
sostiene todo el edificio. Dios mismo es el constructor, el que trabaja en
nosotros para ir construyendo; el que nos hace piedras vivas.
Es un pueblo,
una familia abierta, que no ha de permanecer nunca cerrada en si misma. Es una
comunidad que mira hacia fuera: La evangelización de los pueblos. Llevar la
Buena Noticia del amor de Dios a todos los pueblos y hombres.
Un pueblo que,
al ir aumentando, le surgen problemas y los resuelven entre todos dialogando,
sacando conclusiones y compartiendo las tareas y trabajos: Reparto de bienes,
atención a los necesitados...
Un pueblo que
camina con Cristo hacia la Casa del Padre, pues Jesús les dice:”Me
voy a prepararos sitio. En la Casa de mi Padre hay muchas estancias”. Jesús,
que es la Piedra angular, es quien muestra el objetivo, la meta de la vida
cristiana: LLEGAR A LA CASA DEL PADRE, LLEGAR A LA VIDA ETERNA. Y mientras
llegamos, Él se muestra como el Camino y la Verdad que nos lleva hasta ella,
hasta la Vida plena y eterna
Un pueblo que, al tener a Cristo
Amor, es ahora hogar, donde no sólo se duerme (descansa) y
come, sino también donde se acoge, se cura, se perdona, se comparte, se ama y
brota la alegría y el gozo (el júbilo).
EUCARISTÍA: Es
el Sacramento de la Iglesia. Este caminar lo vivimos en fragilidad, en pobreza,
en tensión entre la realidad humana y terrena que debe asumir y la realidad a
la que quiere llegar: La Casa del Padre, donde las limitaciones ya se habrán
superado
sábado, 17 de mayo de 2014
viernes, 16 de mayo de 2014
HOMILIA DE DON MANUEL EN LA FIESTA DE SAN ISIDRO
SAN ISIDRO, PATRONO DE
LOS AGRICULTORES
Ilmo.
Sr. Alcalde, Excelentísimas autoridades, Hermano Mayor y Junta de Gobierno de
la Hermandad de San Isidro. Queridos devotos, amigos agricultores y vecinos de
Baeza. Queridos hermanos todos. Celebramos a San Isidro, proclamado por el Papa
bueno y elevado a los altares, Juan XXIII, en el año 1.960, Patrono de los
labradores y ganaderos.
Y lo
celebramos en este tiempo de primavera, de
Pascua de Resurrección y también de crisis económica, cuando todos nos
preguntamos que debemos hacer para abrir caminos nuevos, para nosotros, nuestra
sociedad y nuestro mundo. Creo que
celebrar a San Isidro, recordar su vida testimonial, hoy, nos puede ser muy
útil para ver donde poner los acentos de nuestra vida.
El
Concilio Vaticano II nos decía: “Las
Fiestas de los Santos proclaman las maravillas
de Cristo en sus servidores, y proponen ejemplos oportunos a la
imitación de los fieles”.
Ante
la figura de San Isidro, la actitud correcta es la de sentirnos protagonistas,
llegando a la conclusión: También yo puedo hacer y vivir lo que él hizo y
vivió, ser un hombre o una mujer de Dios.
Hemos
de tratar de vivir con seriedad el doble precepto evangélico del amor a Dios y
al prójimo como lo hizo San Isidro; y hemos de tratar de vivirlos hasta las
últimas consecuencias.
Razones: Y esto por ser consecuentes. En primer lugar, porque hemos sido
creados a “imagen y semejanza de Dios”,
que es amor… Y en segundo lugar, porque en Cristo se nos ha dado a los
cristianos un ser nuevo, una personalidad nueva, una savia nueva, que se va
gestando y desarrollando a medida que vamos actuando según el Espíritu de
Cristo, de tal manera que lleguemos a reproducirlo en nosotros.
Tanto en Jesucristo, como en su discípulo Isidro, vemos dos actitudes
básicas:
A)
UN AMOR TOTAL A DIOS PADRE. No se trata de cumplir. Con los seres queridos no
se limita uno a cumplir. Cumplir con una persona significa muchas veces
quitársela de encima.
Lo único que vale es el amor que salta todas las
vallas y rompe todas las barreras, hasta llegar a la plenitud de la donación
gratuita. Nunca se puede decir basta en el amor; y tampoco cabe la mediocridad.
B)
UNA RENUNCIA: Este amor total, este enamoramiento de Dios, de quien procede
todo bien, nos llevará a la actitud de renuncia. Renuncia a una vida (mala
vida), centrada en uno mismo. Se trata de salir de uno, para darse como Cristo,
sin condicionar nuestra entrega. Se trata de renunciar a todo lo que nos
esclaviza y nos cierra sobre nosotros
para salir de nuestra pequeñez y encontrarnos amando a Dios y a nuestros
hermanos. Se trata, pues, de romper con todo lo que pueda impedirnos entrar
en la profundidad del amor y en el gozo
del amor.
C)
UN ESTILO: Y este camino de amor con un estilo, el de Cristo. A medida que
avancemos por este camino, hemos de ir sintiendo el gozo y la alegría del amor.
Ello nos mantendrá siempre en vilo. Por ello se trata más de una actitud que de
obras sueltas. Es toda la vida la que es heroica, santa; es todo el ser el que
es santo. ¿Por qué hemos de poner límites donde no los hay?
En
un mundo como el nuestro, preocupado excesivamente por la técnica y el progreso
material, San Isidro nos propone unos valores más profundos, humanos y
cristianos a la vez: la oración, la paz interior, la
profundidad de la contemplación, la entrega y generosidad a los demás.
San
Isidro, maestro y patrono nos ofrece UNAS CLAVES siempre permanentes para
caminar aspirando siempre a la meta: La Cruz, el libro y el arado; o lo que es
lo mismo: Dios y su amor en nuestra vida: la cultura, que eleva nuestra
dignidad, y el trabajo, que crea y redime cuando se realiza con amor y como
servicio.
Porque
creemos e intentamos vivir estos valores, encarnados en San Isidro, hoy hacemos
fiesta en su honor, celebrando la obra de Dios en nuestra historia y pidiendo
por intercesión de San Isidro, que un día lleguemos a la meta: la Pascua
eterna.
Al
celebrar hoy la Eucaristía, anticipamos lo que un día se nos revelará en
plenitud, pues en ella Jesús nos pasa de la muerte a la vida.
jueves, 15 de mayo de 2014
HOY, MIÉRCOLES
DÍA 15 DE MAYO.
A las 19 horas SOLEMNE MISA EN HONOR A SAN ISIDRO LABRADOR,
en la Parroquia de San Pablo.
A
continuación, PROCESIÓN DE SAN ISIDRO, por el itinerario de costumbre, y con
bendición a los campos, desde la Cruz Baqueta.
miércoles, 14 de mayo de 2014
martes, 13 de mayo de 2014
lunes, 12 de mayo de 2014
domingo, 11 de mayo de 2014
REFLEXIÓN DE DON MANUEL PARA ESTE DOMINGO
DOMINGO IV DE PASCUA.
CICLO A. DIA DEL BUEN PASTOR
Sí hermanos. Jesús de Nazaret es el
buen Pastor que da la vida por sus ovejas, que son todas las personas. Hoy los
cristianos lo celebramos. Hoy es el día del Buen Pastor. La Palabra proclamada nos explica el por qué.
Cristo, el Señor resucitado se aparece
a la primera comunidad cristiana desanimada, desesperanzada al verlo clavado en
el árbol de la cruz, y se le manifiesta como el Buen Pastor que ha dado su vida
por todos y que la ha recobrado para darla a quienes creen Él
Después de la Resurrección y de las
apariciones, los apóstoles y los discípulos recuerdan los dichos y los hechos
de Jesús, con el gozo de la experiencia pascual. Recuerdan y comprenden que
dijo: “Yo soy la Puerta del aprisco de
las ovejas”. La Puerta siempre y enteramente abierta para tener acceso a Dios y a sus
bienes: “Nadie va al Padre, si no por mí”.
Todos los bienes de Dios Padre nos vienen por Jesucristo, y todos los bienes de
Cristo nos vienen a través de su
Iglesia.
Jesús es también la Puerta para entrar
en el rebaño, en la Iglesia, en la familia de los hijos de Dios; la Puerta que
configura y modela a todo el que quiera pertenecer a su rebaño. Por aquí, por
Cristo ha de entrar el que quiera ser cristiano. Sólo vale como cristiano el
que entra por Cristo, el que se empapa de Cristo, el que se cristifica en su
Iglesia. El que no entra por esta puerta, es otra cosa, “ladrón y bandido”.
Hoy
celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Necesitamos
pastores que hagan presentes a Cristo Buen Pastor. Y todos estamos llamados a
serlo. Todos tenemos alguna misión pastoral que realizar (cumplir): sacerdote,
catequista, padre, educador, profesional…Todo el que tenga una responsabilidad
ante los demás. ¿Y quién no la tiene ante los hermanos?
Vocaciones Consagradas: De entre
todos los bautizados, hay algunos cristianos de especial entrega y consagración
que tratan de vivir a tope las exigencias del evangelio, que las ha seducido
Jesús y su amor. Pongámonos cara a cara frente a Él también nosotros.
Atrevámonos a escucharlo y a dejarnos transformar por sus palabras. Acompañemos
a otros para que se pregunten, ante el Buen Pastor, “¿qué quieres que haga?”
En esta Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones escuchamos una llamada: “Sal a darlo todo”. Tomemos
conciencia de la riqueza que supone dar la vida entera, en su totalidad, para
poder ganarla.
Y oremos para que todos los
cristianos, especialmente los jóvenes, se atrevan a ponerse en actitud de
escucha, y se comprometan de forma radical con Cristo. Y conscientes de que la
vocación surge del corazón de Dios, oremos, como comunidad cristiana para que
él envíe a muchos a entregarse al servicio del Reino y de la humanidad.
NUESTRO PÁRROCO EN LA BENDICIÓN DE LOS VEHICULOS AGRICOLAS
sábado, 10 de mayo de 2014
PEREGRINACIÓN AL SANTUARIO DE LA VIRGEN DEL ROSEL Y CRISTO DE LA YEDRA, ORGANIZADO POR LA COFRADÍA.
Mañana domingo, 11 de mayo, se realizará una peregrinación y ofrenda de flores a la Virgen del Rosel, para lo cual se saldrá de Baeza, en el Arca del Agua a las 9 de la mañana, llegando al Santuario de la Yedra a las 12 horas, comienzo de la Eucaristía.
Cada participante deberá llevar su pequeño ramo de flores.
El itinerario será por el camino de la Montalvas, Virgen de la Salud hasta la Yedra.
jueves, 8 de mayo de 2014
miércoles, 7 de mayo de 2014
martes, 6 de mayo de 2014
lunes, 5 de mayo de 2014
domingo, 4 de mayo de 2014
REFLEXIÓN DE DON MANUEL
DOMINGO III DE PASCUA CICLO A
EL ENCUENTRO CON CRISTO RESUCITADO CAMBIA LA
VIDA
Queridos hermanos: El encuentro con
Jesús Resucitado cambió la vida de aquellos dos discípulos de Emaús. Caminaban
tristes, sin esperanza, sin ilusión... Y ahora, después de reconocerle, por
fin, en la fracción del pan, se les abrieron los ojos, su corazón se llenó de
esperanza y corrieron llenos de alegría hacia la comunidad, a dar testimonio de
su experiencia. Y se encontraron con una comunidad llena de la buena noticia: “Es verdad: ha resucitado el Señor y se ha
aparecido”.
También es admirable lo que le pasó a
Pedro. Hacia pocos días que había negado a Jesús... Pero ahora su cobardía se
había convertido en un valiente testimonio ante todo el pueblo: “Os hablo de Jesús Nazareno... vosotros lo
matasteis en una cruz, pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la
muerte”.
Esa es también la
razón de nuestra fe y de nuestra esperanza, de la alegría y del compromiso de
vida de todos los cristianos. Como nos ha dicho San Pablo: “Por Cristo, vosotros creéis en Dios, que lo resucitó y le dio gloría,
y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza”.
Hermanos, ya
estamos en la tercera semana de Pascua. Podemos preguntarnos, si se nota. Si
nuestros familiares, vecinos y compañeros... notan que Cristo nos ha comunicado
su vida, su energía, su dinamismo pascual. ¿Vivimos con ilusión, con
esperanza... o nos dejamos dominar por la pereza, el cansancio, la tristeza, la
desilusión...? ¿Estamos ya en Pascua o nos hemos instalado en una perpetua
Cuaresma?
El testimonio de Juan
Pablo II, recientemente canonizado, nos invitaba siempre a mirar con ojos
filiales, de confianza a Dios Padre. San Pedro nos lo decía hoy en su carta: “Si llamáis Padre a Dios, tomad en serio
vuestro proceder en esta vida”. Si estamos convencidos de que somos hijos
en la familia de Dios, que somos “hijos
en el Hijo”, porque somos hermanos en el Hijo Resucitado, eso debería
cambiar nuestra vida y llenarla de sentido: de alegría, de amor, de esperanza y
de compromiso a la vez...
¿CÓMO PODEMOS EXPERIMENTAR LA PRESENCIA DEL
RESUCITADO?
Y nosotros nos
preguntamos, ¿cómo podemos encontrarnos con Jesús Resucitado? El episodio de
Emaús nos da unas pistas para que también nosotros, que hemos conocido
personalmente a Jesús de Nazaret, podamos experimentar de alguna manera el
encuentro con él.
Lo podemos reconocer
ante todo en la comunidad reunida. Los dos “volvieron
a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once con sus compañeros”, y
el mismo día volvieron a alegrarse con la
aparición del Señor a todo el grupo. Jesús les dijo: “Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo”. Cuando nos reunimos los cristianos, sobre todo para celebrar la
Eucaristía dominical, debemos sentir la presencia del Resucitado, aunque no le
veamos.
Además, lo
reconocemos y acogemos en la Palabra que se nos proclama. A los discípulos de
Emaús, Jesús “les explicó las Escrituras”
y luego dijeron: “¿No ardía nuestro
corazón mientras nos hablaba?”. En la Misa, Jesús se nos da primero como
Palabra, Comulgamos con él acogiéndole como Palabra viviente, la Palabra hecha
Persona que Dios nos dirige. Por eso, cada Domingo volvemos a esta escuela de
formación permanente que es la escucha de las lecturas bíblicas, en las que
Cristo mismo nos habla y se nos da como luz y alimento.
Y, finalmente,
reconocemos a Cristo Jesús en la fracción del Pan, en la Eucaristía. Es cuando
a los de Emaús se les abrieron los ojos: “Y
contaron cómo lo habían reconocido al partir el pan”. El Señor Resucitado
ya no sólo está presente en la comunidad y en la Palabra salvadora de Dios,
ahora, el como de su cercanía, se nos da como alimento en ese Pan y ese Vino
que él mismo nos aseguró que son su Cuerpo y su Sangre, su misma persona, para
que tengamos vida y fuerza para el camino.
Son tres direcciones,
Comunidad, Palabra y Eucaristía, que se realizan de modo privilegiado cada
Domingo, cuando la “comunidad del Señor”, en “día del Señor”, se reúne para
celebrar “la Cena del Señor”. Como para aquellos discípulos de Emaús, cuyo
encuentro con el Señor sucedió “aquel día, el primer día de la semana”.
El Domingo es en verdad para
los cristianos motivo de fiesta, de alegría, de esperanza, escuela de la
verdadera Palabra, motor de energía para toda la semana, encuentro con el Señor
Resucitado, que nos anima a seguir viviendo como buenos seguidores suyos en
medio de este mundo. De la Eucaristía del Domingo tendríamos que salir a la
vida de cada día más motivados, como evangelizadores y testigos en nuestra
familia y en el mundo...
viernes, 2 de mayo de 2014
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