PARA LA REFLEXION
El
Domingo pasado con la parábola de los trabajadores enviados a la viña,
descubríamos un Dios trascendente… cuyos caminos, criterios son distintos de
los nuestros, y que nos concede la salvación no tanto por el calculo de unos
méritos, sino por amor gratuitamente.
Hoy
Jesús nos ha presentado otra parábola muy incisiva contra la incredulidad de
los judíos que nos invita también a nosotros a la conversión del corazón y a la
responsabilidad personal para trabajar en la viña del Padre, en nuestra
comunidad, en nuestro ambiente.
1.-
RESPONSABILIDAD PERSONAL.
Así
hemos escuchado cómo el Profeta Ezequiel hace una llamada urgente a la decisión
personal de cada uno, ante el pueblo de Israel que se refugiaba fácilmente en
las culpas de la comunidad o de los antepasados… Es verdad que la comunidad, la
sociedad, el ambiente… influye en nuestras
opciones y actitudes personales, pero la responsabilidad de nuestra vida
y de nuestros actos depende de cada uno de nosotros.
La
parábola de los dos hijos, narrada en el Evangelio, también nos sitúa ante la
decisión personal: El hijo que dice “sí” y no fue; o el hijo que dijo “no”,
pero fue. En el fondo éste cumplió la voluntad del Padre-Dios. En esta decisión
personal hacia una u otra dirección podrán influir el ejemplo de los demás, la formación recibida, el
ambiente…, pero no vale acudir a excusas a la hora de admitir nuestra
responsabilidad.
Hoy
que tanto hablamos y respetamos la libertad de la persona, tendemos a
refugiarnos demasiado cómodamente en “la
masa”. Pero la persona y, sobre todo, el
cristiano debe tomar sus decisiones personales, aprendiendo a ser responsable
de sus actos, aunque muchas veces sea en contra del ambiente, como decimos “nadando contra corriente”.
1.-
OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES.
Hay
otra gran lección en la Palabra de Dios proclamada que nos afecta a todos:
Jesús dice que no bastan las palabras, lo que cuentan son los hechos. El dedica
esta parábola a los jefes y guías de Israel. Como a Juan Bautista le hicieron
caso y se convirtieron los publicanos, pecadores y rameras, pero no los
dirigentes, así ocurre ahora con el mensaje de Jesús.
Debió
ser escandalosa esta parábola para los Escribas y Fariseos. Sentirse comparados
a los “pecadores públicos”; y oír que
estos sí han sabido cumplir la voluntad de Dios. Por eso, Israel debe ser
escarmiento para nosotros. No nos podemos contentar con aplicar la lección a
ellos o a otros. ¿No la necesitaremos también cada uno de nosotros?
3.- APLICACIÓN. La aplicación a nuestra vida,… no necesita
mucha imaginación Podemos tener la tentación con conformarnos con palabras, sin
pasar a los hechos; decir “sí” con
los labios y luego vivir sin practicar lo que decimos. A eso le llamamos “incoherencia”. Y esto puede pasar con los máximos
profesionales, sacerdotes, o también con las “personas de bien”, con “los
practicantes”… que nos creemos justos.
Lo peor es cuando los oficialmente
“buenos” miran fácilmente con aires de suficiencia a los “pecadores”.
Jesús
trastoca hoy esta medida con esta parábola, como sentenció cierto día: “No todo el que me dice: ¡Señor! ¡Señor!,
entrará en el Reino de Dios, sino el que hace la voluntad de mi Padre
celestial”. Jesús nos invita a estar
dispuestos a cambiar de vida. Somos las comunidad de Jesús, no tanto porque
somos los buenos, sino porque estamos dispuestos a una conversión permanente a
su estilo de vida…
Antes
de comulgar rezaremos el Padrenuestro y diremos “Hágase tu voluntad” con la intención de realizar lo que Dios nos
pida personalmente a cada uno. Y al recibir el Cuerpo de Cristo, diremos “Amén”, “sí”, estoy
dispuesto. La Comunión de su Cuerpo nos
ayudará a vivir como Él vivió la voluntad del Padre y a ser responsables de
todos nuestros actos…
DON MANUEL
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